TUMORES MAMARIOS EN LA GATA
TUMORES MAMARIOS EN LA GATA
Los tumores de glándulas mamarias son los terceros tumores más frecuentes en las gatas, y por supuesto más habituales en hembras mayores (entre 10 y 12 años). Dentro de la especie felina, quizás se presente una mayor incidencia en la raza siamesa. La etiología hormonal parece ser bastante importante en la aparición de este tipo de neoplasias. La ovariohisterectomía puede reducir de modo significativo el riesgo de desarrollo de tumores de mama, por lo que podemos decir que serán más frecuentes en gatas enteras o que han sido castradas después de numerosos celos. Su desarrollo está ligado a la producción de hormonas femeninas. En las gatas, el riesgo de desarrollo de tumores mamarios se multiplica por siete en comparación con individuos castrados en la pubertad.
En el 80% de los casos son malignos; el 25% aparece como masas ulceradas y en más del 50% de los casos afectan a glándulas múltiples. Las metástasis se suelen presentar en pulmones, pleura, hígado, ganglios linfáticos (49% de los casos), glándulas adrenales, diafragma y riñón.
Un diagnóstico diferencial importante es con la hiperplasia fibroendotelial. Este problema se presenta en gatas enteras. El comienzo suele ser dentro de las 2 semanas del estro (celo). La gata presentará glándulas mamarias agrandadas, rojas y tumefactas. El proceso es autolimitante con resolución espontánea. En estos casos nos vamos a encontrar con un aumento simétrico de una o varías glándulas mamarias, que en muchas ocasiones aparecen tumefactas. El tamaño de las mamas puede alcanzar desde 2-3 cm hasta 10 cm, y en algunos casos la piel subyacente puede aparecer tensa y eritamatosa, con múltiples ulceraciones cutáneas. No suele existir secreción láctea. La palpación será unas veces indolora y otras no, en función de la evolución del proceso. La ovariohisterectomía previene la recurrencia.
Se ha demostrado que en gatas, el uso de acetato de megestrol y de otros progestágenos implica una mayor incidencia en la aparición de tumores de mama.
En la exploración física, podremos encontrar un nódulo único o nódulos múltiples asociados a un pezón o a la propia glándula. Las lesiones benignas tienden a ser pequeñas, bien circunscritas y firmes a la palpación. La situación mamaria de estos tumores en la gata, no demuestra preferencia por la localización, siendo su incidencia igual en cuanto a situación en cualquiera de las glándulas, aunque podríamos decir que quizás se da una mínima mayor incidencia en las glándulas craneales.
Los tumores pueden moverse libremente o estar adheridos a la piel o a la pared abdominal. Pueden estar ulcerados, inflamados y edematosos o asociarse a secreciónes que pueden ser comprobadas apretándolos suavemente.
El evaluación diagnóstica de las gatas con neoplasia debe incluir un hemograma, un perfil bioquímico y un análisis de orina. Aunque la citología generalmente no puede diferenciar los tumores malignos de los benignos, puede ayudar a excluir otros diagnósticos diferenciales. Además la citología puede resultar definitiva si están presentes criterios de malignidad evidentes. Las radiografías torácicas son importantes para evaluar los procesos pulmonares metastáticos y la posible linfadenopatía esternal. Las ecografías también podrán ayudarnos a detectar posibles metástasis a nivel de cavidad abdominal. En las gatas se suele observar, la presencia de derrame pleural. Es importante evaluar los ganglios linfáticos inguinales, sublumbares, mesentéricos y pélvicos con el fin de estatadificar el tumor. La evaluación de estos ganglios de puede hacer por citología, ecografía, radiografías y palpación. La biopsia por escisión de las masas mamarias, permitirá alcanzar un diagnóstico definitivo.
La mayoría de los tumores de glándulas mamaria felinos son malignos, muy a menudo adenocarcinomas, y muestran un comportamiento sumamente metastático. El pronóstico depende, inicialmente, del tamaño del tumor en el momento del diagnóstico. Los tumores de menos de 2 cm de diámetro se asocian a tiempos de supervivencia de alrededor de 3 años, Para las masas con 2-3 cm , la sobrevida media es de 2 años,
mientras que los tumores de más de 3 cm se asocian a supervivencias de entre 4 y 6 meses.
La cirugía es la piedra angular del tratamiento de estos tumores. Una contraindicación importante para la cirugía son los carcinomas inflamatorios, ya que es virtualmente imposible eliminar por completo el tumor y el recrecimiento puede ocurrir tras unos día después de la cirugía.
En las gatas se recomienda la mastectomia de cadena completa (eliminación de las cinco glándulas de un lado sin extirpar la capa muscular subyacente), con una mastectomía bilateral secuenciada para los procesos bilaterales. Deberíamos dejar pasar entre una cirugía y otra como mínimo dos semanas, para permitir la síntesis libre de tensiones y la cicatrización óptima. Se ha demostrado que en gatas con resecciones mínimas tienen procesos recurrentes antes que en las que se realizo una mastectomía completa, aunque tuvieron tiempos de supervivencia similares .Estas recurrencias se cuantifican en un 66%.
La ovariohisterectomía no mejora la sobrevida, pero podría considerarse concurrente con la mastectomia para tratar o prevenir afecciones uterinas u ováricas, que a veces acompañan o coexisten con los tumores mamarios.
Debido a que la gran mayoría de los tumores de mama felinos son malignos y hacen metástasis, la quimioterapia postoperatoria podría estar indicada. Se están utilizando protocolos con doxorrubicina como fármaco único. Lo cierto es que el avanzado estado de la mayoría de los tumores mamarios de los felinos determina una escasa respuesta a la quimioterapia, aunque como he comentado antes la doxorrubicina sola o unida a ciclofosfamida pudiera resultar como tratamiento coadyuvante tras la cirugía para retrasar las metástasis.
Para concluir el artículo os diré que si queréis evitar la aparición del cáncer de mama en vuestras gatas, debéis castrarlas lo antes posible (una buena edad sería a los 8-10 meses) y evitar los “venenos” que suponen las pastillas e inyecciones para la inhibición de sus desagradables celos. Vuestras gatas os lo agradecerán sin lugar a dudas.
José Enrique Zaldívar Laguía.
Clínica Veterinaria Colores. Paseo de Santa María de la Cabeza 68 A.
Madrid-28045.
Los tumores de glándulas mamarias son los terceros tumores más frecuentes en las gatas, y por supuesto más habituales en hembras mayores (entre 10 y 12 años). Dentro de la especie felina, quizás se presente una mayor incidencia en la raza siamesa. La etiología hormonal parece ser bastante importante en la aparición de este tipo de neoplasias. La ovariohisterectomía puede reducir de modo significativo el riesgo de desarrollo de tumores de mama, por lo que podemos decir que serán más frecuentes en gatas enteras o que han sido castradas después de numerosos celos. Su desarrollo está ligado a la producción de hormonas femeninas. En las gatas, el riesgo de desarrollo de tumores mamarios se multiplica por siete en comparación con individuos castrados en la pubertad.
En el 80% de los casos son malignos; el 25% aparece como masas ulceradas y en más del 50% de los casos afectan a glándulas múltiples. Las metástasis se suelen presentar en pulmones, pleura, hígado, ganglios linfáticos (49% de los casos), glándulas adrenales, diafragma y riñón.
Un diagnóstico diferencial importante es con la hiperplasia fibroendotelial. Este problema se presenta en gatas enteras. El comienzo suele ser dentro de las 2 semanas del estro (celo). La gata presentará glándulas mamarias agrandadas, rojas y tumefactas. El proceso es autolimitante con resolución espontánea. En estos casos nos vamos a encontrar con un aumento simétrico de una o varías glándulas mamarias, que en muchas ocasiones aparecen tumefactas. El tamaño de las mamas puede alcanzar desde 2-3 cm hasta 10 cm, y en algunos casos la piel subyacente puede aparecer tensa y eritamatosa, con múltiples ulceraciones cutáneas. No suele existir secreción láctea. La palpación será unas veces indolora y otras no, en función de la evolución del proceso. La ovariohisterectomía previene la recurrencia.
Se ha demostrado que en gatas, el uso de acetato de megestrol y de otros progestágenos implica una mayor incidencia en la aparición de tumores de mama.
En la exploración física, podremos encontrar un nódulo único o nódulos múltiples asociados a un pezón o a la propia glándula. Las lesiones benignas tienden a ser pequeñas, bien circunscritas y firmes a la palpación. La situación mamaria de estos tumores en la gata, no demuestra preferencia por la localización, siendo su incidencia igual en cuanto a situación en cualquiera de las glándulas, aunque podríamos decir que quizás se da una mínima mayor incidencia en las glándulas craneales.
Los tumores pueden moverse libremente o estar adheridos a la piel o a la pared abdominal. Pueden estar ulcerados, inflamados y edematosos o asociarse a secreciónes que pueden ser comprobadas apretándolos suavemente.
El evaluación diagnóstica de las gatas con neoplasia debe incluir un hemograma, un perfil bioquímico y un análisis de orina. Aunque la citología generalmente no puede diferenciar los tumores malignos de los benignos, puede ayudar a excluir otros diagnósticos diferenciales. Además la citología puede resultar definitiva si están presentes criterios de malignidad evidentes. Las radiografías torácicas son importantes para evaluar los procesos pulmonares metastáticos y la posible linfadenopatía esternal. Las ecografías también podrán ayudarnos a detectar posibles metástasis a nivel de cavidad abdominal. En las gatas se suele observar, la presencia de derrame pleural. Es importante evaluar los ganglios linfáticos inguinales, sublumbares, mesentéricos y pélvicos con el fin de estatadificar el tumor. La evaluación de estos ganglios de puede hacer por citología, ecografía, radiografías y palpación. La biopsia por escisión de las masas mamarias, permitirá alcanzar un diagnóstico definitivo.
La mayoría de los tumores de glándulas mamaria felinos son malignos, muy a menudo adenocarcinomas, y muestran un comportamiento sumamente metastático. El pronóstico depende, inicialmente, del tamaño del tumor en el momento del diagnóstico. Los tumores de menos de 2 cm de diámetro se asocian a tiempos de supervivencia de alrededor de 3 años, Para las masas con 2-3 cm , la sobrevida media es de 2 años,
mientras que los tumores de más de 3 cm se asocian a supervivencias de entre 4 y 6 meses.
La cirugía es la piedra angular del tratamiento de estos tumores. Una contraindicación importante para la cirugía son los carcinomas inflamatorios, ya que es virtualmente imposible eliminar por completo el tumor y el recrecimiento puede ocurrir tras unos día después de la cirugía.
En las gatas se recomienda la mastectomia de cadena completa (eliminación de las cinco glándulas de un lado sin extirpar la capa muscular subyacente), con una mastectomía bilateral secuenciada para los procesos bilaterales. Deberíamos dejar pasar entre una cirugía y otra como mínimo dos semanas, para permitir la síntesis libre de tensiones y la cicatrización óptima. Se ha demostrado que en gatas con resecciones mínimas tienen procesos recurrentes antes que en las que se realizo una mastectomía completa, aunque tuvieron tiempos de supervivencia similares .Estas recurrencias se cuantifican en un 66%.
La ovariohisterectomía no mejora la sobrevida, pero podría considerarse concurrente con la mastectomia para tratar o prevenir afecciones uterinas u ováricas, que a veces acompañan o coexisten con los tumores mamarios.
Debido a que la gran mayoría de los tumores de mama felinos son malignos y hacen metástasis, la quimioterapia postoperatoria podría estar indicada. Se están utilizando protocolos con doxorrubicina como fármaco único. Lo cierto es que el avanzado estado de la mayoría de los tumores mamarios de los felinos determina una escasa respuesta a la quimioterapia, aunque como he comentado antes la doxorrubicina sola o unida a ciclofosfamida pudiera resultar como tratamiento coadyuvante tras la cirugía para retrasar las metástasis.
Para concluir el artículo os diré que si queréis evitar la aparición del cáncer de mama en vuestras gatas, debéis castrarlas lo antes posible (una buena edad sería a los 8-10 meses) y evitar los “venenos” que suponen las pastillas e inyecciones para la inhibición de sus desagradables celos. Vuestras gatas os lo agradecerán sin lugar a dudas.
José Enrique Zaldívar Laguía.
Clínica Veterinaria Colores. Paseo de Santa María de la Cabeza 68 A.
Madrid-28045.
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