miércoles, 4 de enero de 2012

INTERPRETANDO LOS SÍNTOMAS DE VUESTRO PERRO


Interpretando los síntomas de vuestro perro


             
¿Es sencillo reconocer que nuestro perro está enfermo y que debe ser llevado al veterinario?

¿Podemos valorar si esa visita es urgente o puede esperar?

La respuesta a estas preguntas será sencilla en algunas ocasiones, pero en otras, no resultará fácil decidir cómo y cuándo debemos actuar.

A lo largo de este artículo daré un repaso a los síntomas que nos harán ver que nuestro perro requiere ser evaluado por un profesional, y las posibles enfermedades que puede tener en función de las manifestaciones clínicas. Los he ordenado alfabeticamente para que os resulte más cómoda su lectura.

Alopecia: Es la ausencia parcial o completa de pelo en áreas donde normalmente está presente. Puede presentarse de forma aguda o puede ser progresión lenta. Puede ser multifocal (demodicosis generalizada, dermatofitosis, foliculitis bacteriana, reacción a inyecciones), simétrica (problemas hormonales), focal (en manchas) o difusa, con localizaciones específicas.
Este tipo de síntoma no supone una urgencia, pero en determinados casos, la premura en el diagnostico y tratamiento, nos conducirá a una resolución más rápida.

Anorexia: Es la ausencia o pérdida del apetito. Puede ser parcial o completa. La pseudoanorexia aparecerá cuando haya incapacidad para la toma de alimentos o para su deglución.
Podemos decir que casi todos los procesos morbosos están acompañados de este síntoma sea cual sea el sistema orgánico afectado.
Cualquier perro que deja de comer más de 24 horas, debe ser llevado al veterinario.

Claudicación: Disturbio en la ambulación y locomoción como respuesta al dolor, disrupción anatómica o lesión. La característica de este síntoma es la presencia de dolor. Los sistemas afectados podrán ser el musculoesquelético o el nervioso. 
La presencia de esta manifestación clínica debe ser evaluada lo antes posible, especialmente si afecta a más de un miembro, o se sospecha la presencia de fractura ósea, es decir, si hubo un traumatismo previo.

Constipación y obstipación: es la defecación infrecuente, incompleta o difícil de heces duras o secas.
La obstipación es la constipación intratable, originada por la retención prolongada de heces secas y duras; la defecación se vuelve imposible.
Las causas pueden deberse a alteraciones a nivel de intestino grueso, aparato locomotor, enfermedad neuromuscular, enfermedad metabólica o endocrina o enfermedad prostática.
Si la sintomatología persiste más de 24 horas es de suma importancia acudir al veterinario.

Diarrea aguda: Comienzo abrupto o reciente de deposiciones frecuentes o líquidas. Establecer un diagnóstico sobre este síntoma puede resultar, en algunas ocasiones, sumamente complicado, ya que sus causas pueden venir derivadas de enfermedades sistémicas, es decir, que la diarrea puede ser una manifestación secundaria. Cualquier perro que la presente debe ser evaluado lo más rápidamente posible, especialmente si la diarrea va acompañada de otros síntomas, o si se trata de un cachorro.

Disfagia: Dificultad deglutoria que resulta de la incapacidad para tomar, formar y mover un bolo de alimento a través de la orofaringe dentro del esófago. Puede venir provocada por una obstrucción mecánica de cavidad bucal o faringe, disfunción neuromuscular o dolor.
Los perros afectados pueden poner la cabeza de lado al tragar, la pueden echar hacia atrás, pueden flexionar y extender el cuello, pueden carraspear y toser...
Dadas las serias complicaciones a las que puede conducir este síntoma, y lo dificultoso que es establecer el diagnóstico, cualquier perro que presente disfagia debe ser evaluado lo antes posible.

Disnea, taquipnea, y jadeo
La disnea en los pacientes veterinarios implica dificultad o aflicción respiratoria. 
La taquipnea es el incremento de la frecuencia respiratoria.
El jadeo es la respiración a boca abierta, rápida y superficial.
Lo más frecuente es que estos síntomas obedezcan a enfermedades del aparato respiratorio, y/o cardiovascular, pero no debemos pasar por alto que puede ser una manifestación de patologías como la torsión de estómago, ascitis, y algunas patologías relacionadas con alteraciones hormonales como el Cushing.

Epistaxis: es el sangrado por la nariz. La hemorragia nasal proviene de una de tres anormalidades: alteración de la coagulación, lesión nasal o enfermedad vascular/sistémica.
Enfermedades de suma gravedad como la leishmaniosis, la ehrlichia, la fiebre maculosa de las montañas, alteraciones de la médula ósea, lupus, coagulación intravascular diseminada, tumores, hemofilia A o B, o enfermedad de von Willebrand pueden provocar epistaxis, por lo que cualquier perro que la presente, fuera de que sea un episodio aislado, deberá ser llevado al veterinario.

Estertor y estridor: 
El estertor es un ronquido de tono bajo que suele originarse en caso de obstrucción laríngea.
El estridor es un sonido de tono más alto que aparece en obstrucciones parciales o completas nasales o laríngeas, o colapso traqueal cervical.
En determinadas razas es un síntoma inequívoco de parálisis laríngea hereditaria o adquirida.

Estornudo, estornudo inverso, y carraspeo
El estornudo es un reflejo normal que sirve para expulsar aire y material a través de la cavidad nasal. El inverso es un reflejo inspiratorio repetitivo que sirve para remover agentes irritantes desde la nasofaringe. El carraspeo, también denominado arcada, sirve para eliminar secreciones presentes en la laringe, traquea o esófago, y que puede ser mal interpretado como vómito.
Dado que en ocasiones estos síntomas, en apariencia banales, pueden ser la consecuencia de la presencia de tumores, de enfermedades extranasales, y que incluso el inverso puede desencadenar pérdidas de consciencia, habrá que valorar al perro que los presente con una frecuencia injustificada.

Fiebre: La temperatura normal de un perro ha quedado establecida entre 38º- 39º grados centígrados. Lo que se conoce como fiebre de origen desconocido (FOD) es un valor térmico de al menos 39,7º en un mínimo de cuatro ocasiones durante un periodo de 14 días de duración sin una patología evidente.
La presencia de fiebre debe ser valorada ya que puede ser debida a enfermedades infecciosas, inflamatorias, parasitarias, micosis, tóxicos, medicamentos, tumores, patologías inmunomediadas, endocrinas y metabólicas.

Flatulencia: Es la excesiva formación de gases en el estómago o intestino. No suele ser un síntoma cuya presencia implique enfermedad grave, pero dado lo incómodo que resulta, y que en algunas ocasiones se debe a la presencia de problemas pancreáticos, e incluso de neoplasias a nivel de aparato digestivo, debe ser investigado, y tratado en lo posible.

Halitosis: Olor ofensivo proveniente de la cavidad bucal. Aparece cuando existe enfermedad periodontal, enfermedades metabólicas, respiratorias, gastrointestinales, dermatológicas, dietéticas, daños por trauma de la cavidad bucal, infecciones, y enfermedades autoinmunes.

Hematemesis: Vómito de sangre. Cualquier perro puede vomitar sangre que se originó en la cavidad oral o en el aparato respiratorio (superior o inferior) y que fue deglutida. La sangre puede aparecer como hebras de sangre fresca, coágulos sanguíneos o sangre digerida (posos de café).
Las causas de aparición de sangre en el vómito son muy variadas: coagulopatías, medicamentos, enfermedad gastrointestinal, intoxicaciones, enfermedades infecciosas, metabólicas, neoplasias, alteraciones neurológicas, enfermedades respiratorias, y enfermedades médicas importantes (golpe de calor, quemaduras, shock, trauma, hipertensión sistémica, hipotensión).
Cualquier perro que presente este síntoma, debe ser llevado a la clínica con urgencia.

Hematuria: Presencia de sangre en la orina. Su aparición suele indicar alteraciones del aparato genito-urinario en cualquiera de sus estructuras. Aún pudiéndose deber en algunas ocasiones a un proceso banal, su persistencia debe ser evaluada a la menor brevedad posible para establecer la causa que lo provoca.

Incontinencia urinaria: Pérdida del control voluntario de la micción, en general observada como un derrame urinario involuntario. Es bastante frecuente en perras castradas, pudiendo afectar al 20% de ellas, y ha algunos machos. Puede presentarse además por alteraciones neurológicas que afectan a la médula espinal, cerebelo o al centro de la micción a nivel cerebral. Las alteraciones a nivel del esfinter de la vejiga, o procesos inflamatorios, infecciosos, o neoplasias de las vías urinarias bajas, también pueden dar lugar a este síntoma.

Oliguria y anuria: La oliguria es la producción de una cantidad de orina anormalmente reducida, y la anuria es la ausencia de formación de la misma.
La oiliguria puede estar provocada por falla renal aguda oligúrica o por falla renal crónica terminal.
La anuria viene dada por obstrucción urinaria completa, ruptura de la ruta urinaria excretoria o falla renal primaria muy grave.
En cualquiera de los casos se trata de una urgencia que debe ser atendida lo más rápidamente posible.

Poliuria y polidipsia: La poliuria es una producción de orina mucho mayor que la normal, es decir, más de 45 ml por kg de peso y día. La polidipsia es un consumo de líquidos mucho mayor que el normal, es decir, más de 90 ml por kg de peso y día. Son muchas las patologías que pueden provocar estos síntomas: problemas renales, hepáticos, uterinos, y hormonales entre otros.
Sin que se trate de una urgencia, cuanto antes se establezca la causa que los provoca, mejor pronóstico podrán tener algunas de las patologías que dan lugar a estos síntomas.

Prurito: Es la sensación que provoca el deseo de rascarse, frotarse, masticarse o lamerse. Es un indicador de que la piel está inflamada. 
La presencia de este síntoma se deberá a causas parasitarias, alérgicas, bacterianas, micóticas, dermatosis endocrinas, seborreas, neoplasias cutáneas, y dermatosis inmunomediadas.
Dado que en ocasiones el rascado y el lamido pueden provocar lesiones importantes, la evaluación del perro que lo presenta debe ser realizada lo antes posible.

Regurgitación: Es el movimiento retrógrado pasivo de los contenidos esofágicos dentro de la cavidad faríngea u oral. Se trata de un proceso pasivo con escaso o nulo esfuerzo abdominal, que debe ser distinguido del vómito. El material regurgitado tiene abundancia de moco espeso.
La causa de la regurgitación la debemos buscar en alteraciones a nivel de faringe o de esófago y estudiar si es debido a problemas localizados en estas estructuras o es secundario a enfermedades que alteran el normal funcionamiento de las mismas.

Secreción nasal: La secreción de contenidos nasales por un sólo orificio se suele relacionar con cuerpos extraños, enfermedad dental, infecciones fúngicas, tumores, y daños del nervio facial. Las bilaterales suelen deberse a agentes infecciosos, alergias, y enfermedades extranasales como neumonía, y vómito crónico.

Síncope: Es la pérdida temporal de la conciencia y tono vascular, asociada con la pérdida del tono postural y recuperacón espontánea. Viene dada por la inadecuada perfusión cerebral y oferta de oxígeno, y sustratos metabólicos. Las causas que lo provocan las debemos localizar a nivel cardiaco, o pueden deberse a una inestabilidad neurológica como la provocada por estrés y excitación.
La evaluación del perro que presente síncopes debe ser inmediata.

Síndrome del vómito bilioso: Vómito intermitente crónico de bilis asociado con un estómago vacío a lo largo de la noche a por la mañana temprano. Suele ser causado por escasa motilidad gástrica o es consecuencia de procesos que causan gastritis o duodenitis.

Sordera: Ausencia o pérdida del sentido de la audición, completa o parcial. Los perros no responden a los sonidos habituales, no responden a su nombre, o no logran despertarse mediante ruidos fuertes. Los casos de sordera unilateral son muy difíciles de identificar. Puede ser congénita (se ha reconocido en 30 razas) o adquirida.
Puede ser de conducción debida a otitis aguda o crónica, o neurológico (en perros mayores).
Algunos medicamentos también pueden producirla.

Tialismo: Es la excesiva producción de saliva. El seudotialismo es la liberación excesiva de saliva que se ha acumulado en la cavidad oral.
Está provocado por malformación de los labios, enfermedades orales y faríngeas, de las glándulas salivares, del esófago o del aparato digestivo, alteraciones metabólicas, patologías que provocan alteraciones neurológicas, y algunas drogas y toxinas.

Tos: Es la espiración forzada repentina de aire a través de la glotis, por lo usual acompañada por un ruido audible, que es precedido por un esfuerzo inspiratorio exagerado.
La causa habrá que buscarla en patologías primarias de las vías respiratorias, o secundarias a enfermedades del corazón. Determinados problemas digestivos crónicos pueden dar lugar a neumonias por aspiración, y consecuentemente a la aparición de este síntoma.

Tremores: Es el movimiento rítmico, oscilatorio e involuntario de todo el cuerpo o de parte del mismo, que puede ser localizado o generalizado. 
Si asienta en la cabeza, seguramente esté relacionado con alteraciones del cerebelo, y encefalitis. Si aparece en las extremidades pélvicas puede ser un signo de dolor, y si es generalizado deberemos pensar en enfermedades neurológicas degenerativas o en intoxicaciones.

Vómito: Es la expulsión refleja enérgica de los contenidos gástricos desde la cavidad oral. Puede ser agudo o crónico. Dado que estamos dando un repaso a las manifestaciones que os deben poner en alerta sobre la salud de vuestro perro, me referiré única y exclusivamente al vómito agudo, que es el de corta duración (4-7 días), y con frecuencia variable.
Son muchas las causas que lo pueden provocar como: reacciones adversas al alimento, fármacos, inflamación gastrointestinal, ulceración gastrointestinal, obstrucción gastrointestinal, enfermedades sistémicas, procesos abdominales, enfermedades endocrinas, alteraciones neurológicas, parásitos, toxinas, miedo, dolor, golpe de calor, y choque anafiláctico.
Dada la gravedad de algunos de los procesos que provocan vómitos en los perros, cualquier perro que lo presente de forma continuada debe ser llevado a una clínica veterinaria.

Además de lo expuesto a lo largo del artículo, existen una serie de alteraciones del comportamiento que os pueden hacer pensar que vuestro perro tiene algún problema de salud. Nadie como vosotros conoce a vuestro perro, y por tanto, nadie mejor que vosotros para identificar estos cambios que no siempre estaréis capacitados para interpretar. Ante la presencia de modelos de conducta atípicos, y que nunca había manifestado vuestra mascota, y que no sepáis explicar, el mejor remedio es acudir al veterinario.

Si vuestro perro no expresa la alegría habitual, no juega en el parque con otros perros, no se deja cepillar con tranquilidad, se ha escondido en algún lugar de la casa y no quiere salir al paseo habitual, se ha mostrado agresivo al acariciarlo, os persigue por toda la casa o no quiere separarse de vosotros, tiembla sin haber ninguna situación que pueda estarle asustando, deambula por la noche sin un rumbo fijo, manifiesta dificultad para saltar a los sitios a los que acostumbra subir, manifiesta estereotipias (repetición involuntaria e intenpestiva de un gesto o acción), y ladra y lloriquea más de lo normal, la visita al veterinario se me antoja indispensable.

Entiendo que podáis pensar que es una perogrullada todo lo que os expuesto en el artículo, y que cualquiera de las circunstancias descritas, os haría correr a vuestra clínica veterinaria de confianza. Mi experiencia clínica me dice que no siempre es así, y que en muchas ocasiones los profesionales nos encontramos con perros que presentan serias complicaciones que se podrían haber evitado si no se hubiera demorado la visita a nuestros centros. 

De cualquier forma creo que este repaso a los síntomas, que debemos asociar con la presencia de enfermedad en vuestros perros, os puede ayudar a pensar en las causas que los producen, y a  interpretar las consecuencias que pueden acarrear para su salud. 

Espero haberlo conseguido.

José Enrique Zaldívar Laguía.

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