miércoles, 4 de enero de 2012

LAS VACACIONES DE VUESTRO PERRO segunda parte.


LAS VACACIONES DE VUESTRO PERRO




Estamos en junio y ya queda poco para disfrutar de las vacaciones. Algunos de vosotros tendréis que dejar al perro en una residencia, y otros, tendréis la oportunidad de llevarlo con vosotros. A los primeros os daré unos consejos que aunque son lógicos, en muchas ocasiones se olvidan, y no está de más recordarlos.

Es conveniente que la alimentación de vuestros de perros sea la misma a la que está acostumbrado, así que procurad avisar con antelación a la residencia para que el día de su llegada estén provistos de ella. Si ya de por si la experiencia será un poco estresante, lo será más si el perro se encuentra frente a un plato de alimento que resulta novedoso para él. Tampoco estará de menos que cuente con algún objeto con el que esté familiriazado, ya sea una manta, o algún juguete.

Es imprescindible que el perro tenga sus vacunaciones en regla, pero no sólo contra la rabia, sino contra moquillo, hepatitis, leptospirosis, parvovirosis, y virus y bacterias de tos de las perreras. Además deberá estar protegido contra parásitos externos como pulgas, y garrapatas, y en las zonas en que la leishmaniosis, y la filariosis sean endémicas, se hace necesario haberles protegido convenientemente contra estas graves enfermedades. Ya hemos publicado algún artículo al respecto en la revista, pero si tenéis dudas, consultad a vuestro veterinario.

Me parece también importante que una vez que hayáis vuelto de vuestro viaje, y recogido al perro, paséis por vuestra clínica habitual para una visita rutinaria, y que vuestro veterinario proceda a una desparasitación interna del perro.

Espero que seáis muchos los que vayáis a vuestros destinos de veraneo acompañados de vuestros perros, salvando las dificultades que por desgracia todavía se dan con demasiada frecuencia en nuestro país. Son muchos los hoteles que no admiten perros, y muchos los campings, casas, pisos, y apartamentos de alquiler que no admiten animales. Es recomendable que si vais a alquilar se lo hagáis saber a los propietarios para luego no tener sorpresas desagradables. En la actualidad existen muchas casas rurales que admiten perros, por lo que ésta puede ser una excelente alternativa.

Lo primero es llevar la cartilla de vacunación con vosotros por si ocurre algún incidente que haga necesaria su presentación, y la protección contra parásitos externos (pulgas y garrapatas), así como la profilaxis contra leishmania y filariosis en los lugares en estas últimas se den con relativa frecuencia. La mejor manera de obtener información al respecto es que hagáis una consulta a vuestro veterinario aprovechando una visita rutinaria a la clínica. En nuestros centros tenemos mapas de la península en los que se recoge la incidencia de estas enfermedades.

En función de vuestro destino, el viaje se hará en coche, tren, avión, barco o autobús e incluso existe la posibilidad de alguna compañía de transporte os pueda llevar el perro al lugar elegido. Las normativas en cuanto a transporte público son bastante diferentes en función de las compañías por lo que creo importante que antes de iniciar el viaje os den la información necesaria al respecto. Si el destino está en el extranjero, consultad antes con el consulado, la embajada, o vuestro veterinario, para saber la documentación que será imprescindible para no tener ningún contratiempo.

Hace años, el golpe de calor era un problema relativamente común en los viajes por carretera. Dado que en la actualidad todos los coches llevan climatizador, la incidencia se ha reducido considerablemente, pero aún así, creo conveniente recordaros en que consiste, que hay que hacer para evitarlo, y en caso de que se presente cómo debéis actuar. Lo primero que tenemos que considerar es el temperamento del perro. Si es demasiado excitable y los viajes le ponen nervioso, factor que en muchas ocasiones puede ser desencadenante de este problema, lo recomendable es que una hora antes de iniciar el viaje se le suministre un tranquilizante. Vuestro veterinario os recomendará el más adecuado, y lo dosificará en función del peso del perro, y del efecto que se quiera conseguir, que estará en función de lo que vaya a durar el trayecto. Os aviso que en muchas ocasiones va a provocar una profunda sedación, pero no debéis preocuparos, los efectos son pasajeros, y por supuesto reversibles. La única precaución es cercionaros, y eso lo hará vuestro veterinario, de que el perro no tiene ninguna enfermedad que imposibilite darle alguno de estos productos. Si vuestro perro es tranquilo, pero sufre "mareo del viaje", bastará con darle un novedoso medicamento que evitará las náuseas y los vómitos, y que está disponible en el canal veterinario. Su posología está en función del peso, por lo que es imprescindible que sea dosificado por vuestro veterinario.

La posibilidad de que el perro sufra golpe de calor se hace más grande cuando se producen paradas durante el viaje. Un descanso para tomar algo o estirar las piernas, dejando al perro dentro del coche a pleno sol, o incluso a la sombra, puede ser sumamente peligroso. Dado que es conveniente realizar estas paradas, especialmente si el viaje es largo, el perro deberá bajar con vosotros, y será conveniente que se le ofrezca un poco de agua. Ya sabemos que en la mayoría de las ocasiones resultará imposible que vuestro perro entre en un bar o en un restaurante, así que habrá que intentar planificar el viaje para poder evitar esta circunstancia. Una buena solución será llevar unos bocadillos y aprovechar las áreas de descanso habilitadas en muchas carreteras.

¡Bajo ninguna circunstancia, en los meses de calor, debéis dejar a vuestro perro dentro del coche, aunque sea con las ventanillas ligeramente bajadas!

El golpe de calor se produce en perros expuestos a una temperatura ambiental alta y que se mantienen en estrés (confinamiento en un espacio cerrado). Es una urgencia médica definida como una elevación de la temperatura corporal que supera la capacidad de los mecanismos compensatorios del animal para disipar el calor. Es especialmente frecuente en razas braquicéfalas, así que, especial atención para los que tengáis boxer, o bulldog tanto francés como inglés. También predispone a su padecimiento la presencia de diabetes, hipertiroidismo, colapso traqueal (atención especial a las razas miniatura), epilepsia, enfermedades cardiovasculares y obesidad. Cuando se presenta, los mecanismos de que dispone el organismo para enfriar el cuerpo fracasan de forma estrepitosa.

Lo que vereis en un principio será un aumento del ritmo respiratorio (taquipnea), hiperventilación, dificultad respiratoria, aumento del ritmo cardíaco (taquicardia), membranas mucosas secas e hiperémicas,
hipersalivación y actividad mental alterada que pasará por diversos estadios como estupor, ataxia, depresión, convulsiones y coma. Además, el perro sufrirá hipotensión, debilidad, síncope, vómitos y diarrea, puntos hemorrágicos en la piel y manchas cutáneas por vasodilatación. Si no conseguimos controlar el proceso, las mucosas se tornarán pálidas y grisáceas, la respiración se hará superficial evolucionando hacia la apnea, con vómitos y diarrea hemorrágicos.

¿Y qué debéis hacer ante este cuadro tan preocupante? Básicamente enfriar al perro: mojar su cuerpo con agua fría (¡no helada!), darle aire con unas hojas de periódico o con un pequeño ventilador, aplicar alcohol o hielo sobre sus axilas e inglés dando un suave masaje, y estimular la circulación periférica frotando la parte inferior de sus extremidades. Es sumamente importante no empeñaros en que beba agua, ya que el perro podría empeorar.

Una vez solventadas estas primeras dificultades, es imprescindible recurrir a un veterinario lo antes posible, ya que en muchas ocasiones las complicaciones derivadas del golpe de calor se podrán presentar hasta tres días después del episodio.

No es infrecuente que durante las vacaciones vuestros perros puedan presentar gastroenteritis, que irán acompañadas de vómitos y/o diarreas. Muchos perros en su primer contacto con el mar deciden probar ése estupendo laxante que es el agua salada, y tragarlo en grandes cantidades mientras nadan. En la mayoría de las ocasiones, los vómitos y la diarrea osmótica que se va a presentar no durará más de 24 horas, pero si está es profusa o se dilata en el tiempo, una visita al veterinario se hará imprescindible. Como primera medida es importante retirar el alimento, y dejar que el perro beba pequeñas cantidades de agua, o incluso que ésta sea sustituida por unos cubitos de hielo. En algunas ocasiones se hará recomendable el uso de agua mineral.

Después de las visitas a la playa es importante que mojéis al perro con agua dulce para eliminar los restos de sal y de arena, y evitar así la aparición de desagradables dermatitis, muy frecuentes en los meses de verano. No es necesario el uso de champús.

Cómo lo he visto en alguna ocasión os haré una pequeña puntualización: mucho cuidado si paseáis con el perro por una zona en donde haya gente pescando, especialmente en los muelles de algunos puertos. ¡Cuidado con los anzuelos que algunos pescadores dejan por descuido en el suelo, y cuidado con acercarse a alguno de ellos cuando esté lanzando la caña! Si vuestro perro es alcanzado por alguno de ellos, y la zona en donde se ha asentado es accesible, sacarlo no será complicado: se trata simplemente de tirar del anzuelo hacía vosotros, y no en sentido contrario, ya que la "muerte del anzuelo" os impedirá quitarlo. Si está localizado en la boca o en alguna zona complicada, es básico que la extracción la realice un veterinario previa tranquilización del animal.

Las quemaduras por el sol directo son sumamente raras en los perros, aunque en ocasiones pueden presentarse, en especial en la zona de las orejas, o en aquellos casos en que el perro haya sido sometido a un corte de pelo demasiado profundo. En estas circunstancias será suficiente con evitar prolongadas exposiciones al sol, o mojar de vez en cuando al animal. De cualquier forma, en caso de presentarse quemaduras superficiales, que afectarán sólo a la capa más externa de la epidermis. La piel aparecerá eritematosa, seca al tacto, sin ampollas e hiperestésica. En caso de que sean un poco más profundas habrá dolor y ampollas. Se producirá una descamación de la epidermis, con recuperación en aproximadamente cinco días. En estos casos se puede aplicar agua fría, o suero salino fresco, o compresas frías. También se pueden aplicar pomadas tópicas, preferiblemente las miscibles con el agua, ya que son más fáciles de retirar para observar la evolución de la quemadura.

Espero que este pequeño recordatorio os haya sido de utilidad, y que disfrutéis de unas buenas vacaciones, en compañía, a ser posible, de vuestros perros.

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