LEISHMANIOSIS (III)
LA VACUNA: CANILEISH
La fabricación de esta vacuna se ha basado en una línea de
investigación que se inicia a principios de los años 90, que consistió en una
nueva y revolucionaria manera de reproducir el ciclo biológico completo de los
parásitos de Leishmania sin la utilización de animales de experimentación.
Se consigue así un sistema de cultivo sin suero ni células,
que permitió no solo producir todos los estadios del desarrollo del parásito
sino que también se pudo conseguir un sistema de producción del mismo
considerablemente más rápido al mismo tiempo que se mantenían sus propiedades
virulentas y antigénicas. Además, DADO EL EXCLUSIVO MEDIO DE CULTIVO UTILIZADO,
TODAS LAS PROTEÍNAS DEL SOBRENADANTE SON PRODUCTOS DEL PARÁSITO. Son las
llamadas proteínas secretadas-excretadas o PSE.
Es en 1998 cuando se decide evaluar el uso potencial de los
antígenos PSE junto con un adyuvante para la vacunación inmunoterapéutica en
casos de leishmaniosis canina clínica. Todo el trabajo previo de los efectos de
las PSE sobre el equilibrio inmune había sido realizado en ratones y los
resultados fueron prometedores.
Se consiguen así resultados alentadores en un pequeño ensayo
de casos clínicos que indicaban que las proteínas PSE podían acabar desplazando
la respuesta inmune hacía un tipo Th 1 (os recuerdo: RESPUESTA CELULAR) más
apropiado y también mejorar la salud global de los perros. Las pruebas
experimentales y de campo con un prototipo de vacuna PSE formulada con el
adyuvante MDP en perros sanos también dieron resultados positivos, indicando
que estas proteínas podrían proteger frente a la leishmaniosis canina.
Posteriormente, el adyuvante MPD es sustituido por el QA-21,
que ofrece mejor tolerancia y es conocido por estimular la respuesta inmune
tipo Th 1. Este tipo de adyuvantes poseen una rara habilidad de estimular una
inmunidad mediada por células además de una inmunidad humoral con dosis bajas.
Su capacidad excepcional para estimular la respuesta Th 1 y la producción de
linfocitos T citotóxicos los hace ideales para vacunas dirigidas a parásitos
intracelulares. Este adyuvante es el mismo que se utiliza en la vacuna de la
malaria en la especie humana que está en la fase III de ensayos.
Las PSE son proteínas excretadas-secretadas por los
parásitos, y tienen, entre otras
funciones, su contribución a la infección de la célula por parte del parásito y
la multiplicación intracelular posterior además de la modulación de la
respuesta inmune del hospedador. Resulta sumamente importante que el sistema
inmune procese estas proteínas para estimular la proliferación de linfocitos T.
Se demostró que las PSE estimulan mejor la proliferación de linfocitos T que
las proteínas brutas del parásito. Había que conseguir fraccionar las más de
2000 proteínas de la leishmania y utilizar sólo las PSE (50-100 proteínas) en
la fabricación de la vacuna, que es lo que se hizo.
El objetivo primario de la vacunación contra cualquier
enfermedad protozoaria es el MINIMIZAR EL NÚMERO DE PERROS VACUNADOS QUE
PROGRESA HACIA UN ESTADIO DE ENFERMEDAD SINTOMÁTICA. Estos perros, aunque no
aparenten sufrir la enfermedad y por ello no sean motivo de preocupación a
menos que el propietario tenga conciencia de ello, siguen siendo infecciosos
para el vector y, en consecuencia, siguen contribuyendo de forma considerable a
la epidemiología de la enfermedad. También tienen el riesgo de progresar hacía
el estadio sintomático.
Para poder conseguir estos objetivos, el principal requisito
para una vacuna contra la leishmaniosis canina es que induzca una inmunidad
sólida, específica y mediada por células apropiada para un patógeno
intracelular. Una respuesta como esta será capaz de reconocer el antígeno (leishmania)
y desarrollar una MEMORIA INMUNOLÓGICA DE LARGA DURACIÓN CON UNA FUERTE
POLARIDAD Th 1 que, a su vez, podrá desencadenar una respuesta activa eficaz
con predominio Th 1 en los encuentros posteriores con el parásito. Es decir, de
lo que se trata cuando vacunamos a los perros con estas proteínas y su adyuvante,
es dotar al organismo, a través de un proceso de memorización celular, de la
capacidad de matar al parásito si es que un día el perro es picado por un
flebotomo y le inocula leishmanias, o lo que es lo mismo: ESTIMULACIÓN
ESPECÍFICA DE UNA INMUNIDAD MEDIADA POR CÉLULAS CON RESPUESTA MEMORIA Th 1.
Es evidente que cuando se crea una vacuna hay que demostrar
su eficacia, y para esto es necesario ensayarla en el perro. Para esto se
realizaron dos tipos de ensayos:
-Modelo de desafío EXPERIMENTAL diseñado para demostrar la
duración de la inmunidad.
-Ensayo en estación en el que se expuso a los perros a
presiones elevadas y continuadas de infección NATURAL a lo largo de dos
temporadas de transmisión.
En circunstancias normales, la prueba definitiva para una
vacuna, y requerida para su registro, es un estudio de desafío experimental.
Sin embargo, la producción de un modelo de desafío adecuado para esta
enfermedad, es un desafío en sí mismo.
Se utilizaron veinte perros de seis meses de edad sin contacto
previo con leishmania. Se sometió a diez perros al programa normal de
vacunación de tres inyecciones a intervalos de tres semanas. Se formuló la
vacuna para que contuviera un 10% menos de antígeno que una dosis comercial
normal, requerimiento para el estudio de los modelos de eficacia con fines de
registro. Otros diez perros sirvieron de control sin vacunación. Había cinco
machos y cinco hembras en cada grupo.
Un año después del programa de vacunación inicial, momento
en el que se debería aplicar un refuerzo (cosa que no se hizo), todos los
perros se sometieron a un desafío mediante inyección intravenosa de una alta
dosis de promastigotes de leishmania altamente virulentos.
Se siguió de cerca el estado clínico de cada uno de los
perros durante el año siguiente. Se examinó su médula ósea (punción) en varios
momentos para la realización de PCR cuantitativa para detectar ADN del parásito
y también se realizaron cultivos para comprobar la presencia de parásitos
vivos. También se realizaron pruebas para evaluar la respuesta inmune humoral y
la mediada por células.
PORCENTAJE DE PERROS PCR POSITIVA DURANTE LA FASE DE DESAFÍO
(la semana 0 (S0) es un año después de la última vacunación e inmediatamente antes
de la inoculación de los promastigotes de leishmania)
DESGLOSE DE RESULTADOS:
-EN EL GRUPO CONTROL (No vacunados)
-Siete perros
tuvieron resultados positivos a la PCR y cultivo, y permanecieron así durante
el resto del estudio.
-Dos perros tuvieron
resultados positivos para PCR la semana 15 pero mantuvieron cultivos negativos;
uno de ellos dio PCR negativa a la semana 23 y el otro dio negativo a la semana
32.
-Un perro tuvo un
resultado positivo para PCR al final del estudio pero mantuvo cultivos
negativos.
-Ningún perro bloqueó
completamente el desafío antes de que el parásito de extendiera a la médula
ósea.
¿Qué quiere decir esto?:
-SIETE PERROS
TUVIERON UNA INFECCIÓN ACTIVA ASINTOMÁTICA (PCR + y cultivos +), UN PERRO FUE
POSITIVO SOLO A ADN (PCR + y cultivo negativo) Y DOS PERROS SE MANTUVIERON
LIBRES DE LEISHMANIA (PCR + y cultivos negativos).
-EN EL GRUPO VACUNADO:
-Cinco perros
tuvieron resultados positivos para PCR y cultivo. Tres de ellos permanecieron
así durante el resto del estudio, MIENTRAS QUE DOS PUDIERON CONTROLAR LA
INFECCIÓN Y TENER RESULTADOS NEGATIVOS TANTO PARA PCR COMO PARA CULTIVO AL
FINAL DEL ESTUDIO.
-Dos perros tuvieron
resultados positivos para PCR la semana 15 pero mantuvieron cultivos negativos,
y ambos pasaron a tener resultado negativo para PCR a la semana 23.
-Tres perros bloquearon
completamente el desafío y permanecieron negativos para todas las pruebas a lo
largo del estudio.
¿Qué quiere decir esto?
-TRES PERROS TUVIERON UNA INFECCIÓN ACTIVA ASINTÓMATICA,
MIENTRAS QUE SIETE PERROS SE MANTUVIERON LIBRES DE LEISHMANIA.
Es especialmente notable que tres de los perros vacunados
permanecieran negativos para ambas pruebas a lo largo del estudio. El número
extremadamente elevado de parásitos administrado intravenosamente hace que
fueran rápidamente detectables en la médula ósea. Además, la PCR sigue pudiendo
detectar fragmentos de parásito que permanecen en la médula ósea durante un
tiempo después de que hayan muerto. Esto hizo que TODOS los perros control
dieran positivo al menos en una ocasión en este estudio. Quedo claro, que dadas
las condiciones del estudio, la vacuna demostró una importante eficacia.
Además, hay que tener en cuenta que el ensayo se realizó justo en el momento en
que correspondería la revacunación de los perros, cosa que no se hizo, lo que
sirvió para demostrar que la vacuna inmuniza como mínimo un año.
En la foto que podéis ver, se demuestra además que la carga
parasitaria que había en la médula de los perros no vacunados, era mucho más
alta que en los vacunados.
DESAFIO NATURAL
Se trataba de reproducir las condiciones de campo, es decir
a las que se puede enfrentar un perro a lo largo de su vida, ya que a lo largo
de ella, los perros no están expuestos a un desafío de dosis única elevada sino
a múltiples picaduras infectadas a lo largo de un periodo prolongado
durante las temporadas de transmisión.
Este estudio incluyo a 90 perros de raza Beagle (46
vacunados y 44 controles) de aproximadamente 6 meses de edad. Se trataba de
animales obtenidos en áreas libres de leishmania y se confirmó que eran
seronegativos para esta enfermedad y para Ehrlichia al comenzar el estudio.
Entre tres y cuatro semanas después de haber completado el
programa de vacunación todos los perros fueron trasladados a instalaciones a
cielo abierto situadas en zonas altamente endémicas (cerca de Nápoles y de
Barcelona). El programa se inició en julio en Italia y en junio en España. No
se les suministró ningún tratamiento repelente para flebotomos, aunque sí se
usaron productos contra pulgas y garrapatas.
80 perros completaron el estudio (41 vacunados y 39
controles), ya que a lo largo del periodo de seguimiento de dos años, diez
perros murieron por causas no relacionadas con la leishmaniosis. Dado que dos
de los perros que murieron en España, parece ser que lo fueron por
leptospirosis, a pesar de estar vacunados, se introdujo una vacunación
semestral contra esta enfermedad.
El estudio fue ciego y los investigadores clínicos y el
personal que realizó los análisis en el laboratorio desconocían a qué grupo
pertenecían los perros.
Durante el estudio se monitorizó de forma regular la condición
clínica de los perros.
Para evaluar el estado respecto a la Leishmania se
realizaron las pruebas nested PCR (nPCR) y qPCR sobre médula ósea, y el cultivo
con aspirado de ganglio linfático (Italia) y médula (España).
La naturaleza altamente variable del resultado de la
exposición al parásito hace que la clasificación sea todo un reto. La infección
activa sintomática es relativamente fácil de clasificar, igual que un perro
completamente libre de parásito. EL PROBLEMA RADICA EN LA DEFINICIÓN DE UN
PERRO QUE HA SIDO EXPUESTO AL PARÁSITO PERO NO PRESENTA SIGNOS CLÍNICOS.
La presencia de ADN del parásito en la médula (PCR +)
confirma que el perro ha tenido contacto con el parásito y sugiere que el parásito
ha sobrevivido el tiempo suficiente para extenderse desde la piel a la médula
ósea. Sin embargo, SE SABE QUE LOS RESULTADOS POSITIVOS A PCR OBTENIDOS DE
MÉDULA ÓSEA DURANTE O POCO DESPUÉS DE LA EXPOSICIÓN DE UN PERRO PUEDEN IR
SEGUIDOS DEL RESTABLECIMIENTO DE RESULTADOS NEGATIVOS. Este establecimiento
ocurre cuando un perro resistente es capaz de eliminar el parásito a pesar de
la extensión inicial hacia médula ósea. Además, las PCR + de médula ósea no
revelan si el parásito está vivo o muerto, de modo que no puede constituir una
evidencia de infección activa por sí misma. ES POR ESTO QUE LA PCR NO ESTÁ
RECOMENDADA COMO PRUEBA DE CRIBA RUTINARIA EN PERROS SANOS. No obstante, la
presencia de parásitos en cultivo de médula ósea en perros asintomáticos,
confirma la presencia de parásitos vivos activos y estos perros son
clasificados como infección activa asintomática. Resulta muy infrecuente que un perro viaje en
dirección contraria y elimine el parásito una vez que ha alcanzado esta fase.
Los perros que dan positivo de forma repetida a PCR y que
luego tienen cultivos positivos se encuentran claramente en progresión hacia el
estado de enfermedad.
Los perros que dan positivo a PCR y luego se vuelven
negativos está claro que están consiguiendo el control del parásito.
De esta forma puede seguirse el progreso de los perros a lo
largo de un periodo de dos años y evaluar la diferencia entre perros vacunados
y perros control.
RESULTADOS AL COMPLETAR EL ESTUDIO.
-Había 80 perros en dos escenarios.
-Había 39 perros control y 41 perros vacunados.
-El 72% de los perros control (no vacunados) dieron positivo
a PCR al menos en una ocasión a lo largo del estudio, lo que demuestra la
validez del desafío, es decir, que fueron picados por el flebotomo que les
inoculó las leishmanias.
RESUMEN DEL ESTADO DE LEISHMANIA DE LOS PERROS EN EL MES 24
(Tras dos años de exposición en un área altamente endémica)
EXISTE UNA DIFERENCIA SIGNIFICATIVA EN EL NÚMERO DE PERROS
CON INFECCIÓN ACTIVA ENTRE AMBOS GRUPOS TRAS DOS AÑOS DE DESAFÍO
Puede verse, según la figura superior que, tras dos años de desafío natural intenso, existe una disminución significativa en el riesgo de progresión hacia la infección activa.
Si solo tenemos en cuenta las infecciones sintomáticas, que son las infecciones que generan mayor preocupación al propietario se observa un patrón similar. Se hace evidente un efecto estadísticamente significativo cuando revisamos tanto el número de perros sintomáticos en el mes 24.
En
este estudio, LA VACUNACIÓN CON CANILEISH DISMINUYÓ APROXIDAMENTE CUATRO VECES
LA PROBABILIDAD DE ESTAR ACTIVAMENTE INFECTADO Y DE PROGRESAR HACIA LAS FASES
SINTOMÁTICAS. LOS RIESGOS RELATIVOS SON UNA FORMA HABITUAL DE EXPRESIÓN DEL
RIESGO COMPARATIVO PARA UN ACONTECIMIENTO.
El
estudio dejó claro que el 92,7% de los perros vacunados quedaron protegidos
contra el desarrollo de la enfermedad.
Estos
resultados confirman la eficacia de la vacuna incluso ante la posibilidad de
niveles excpecionalmente elevados de desafío natural sin protección adicional
contra el vector. Este estudio fue diseñado especificamente para maximizar la
probabilidad de que los perros desarrollaran leishmaniosis. Los escenarios
fueron elegidos expresamente para asegurar una presión de infección máxima. EN
EFECTO SE OBSERVA QUE EL GRUPO CONTROL, EN EL QUE 1/3 DE LOS PERROS SE INFECTÓ
DE MANERA ACTIVA Y CERCA DE 1/4 PRESENTÓ ENFERMEDAD SINTOMÁTICA EN LOS DOS AÑOS
DE DURACIÓN DEL ESTUDIO. La incidencia normal de enfermedad clínica en áreas
endémicas suele ser inferior al 10% a lo largo de la vida del animal.
ESTE
ESTUDIO CONFIRMA QUE, INCLUSO EN EL PEOR DE LOS ESCENARIOS, CON NIVELES MUY
SUPERIORES DE DESAFÍO NATURAL QUE LOS ENCONTRADOS NORMALMENTE EN PERROS DE
COMPAÑÍA, LA VACUNA SIGUE SIENDO CAPAZ DE PROPORCIONAR UNA REDUCCIÓN
SIGNIFICATIVA DEL RIESGO DE INFECCIÓN ACTIVA Y DE ENFERMEDAD CLÍNICA.
Además,
si seguimos el estado de los individuos a lo largo del tiempo, puede observarse
que, en comparación con los perros control, una proporción mayor de perros
vacunados es capaz de volver al estado negativo tras haber dado positivo a PCR.
Esta vacuna no solo previene la entrada del parásito en el organismo sino que
orienta la respuesta inmune y hace que el animal sea más capaz de tratar el
desafío recibido.
PERFIL
DE SEGURIDAD
Durante
la fase de vacunación no hubo reacciones generales tales como fiebre, malestar,
etc, relacionadas con la vacuna. Se notaron reacciones locales comúnmente, pero
se resolvieron esponteneamente en unos días tras la vacunación.
CONCLUSIÓN:
En el
estudio en estación, la probabilidad de convertirse en infectado activamente y
progresar hacia las fases sintomáticas de la leishmaniosis se redujo
aproximadamente cuatro veces.
Foto y textos obtenidos de la monografía del producto CaniLeish, editada por Laboratorios Virbac.
José Enrique Zaldívar Laguía.
Foto y textos obtenidos de la monografía del producto CaniLeish, editada por Laboratorios Virbac.
José Enrique Zaldívar Laguía.
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