ONCOLOGÍA FELINA II
ONCOLOGÍA FELINA II
Un frecuente e importante efecto sistémico del cáncer en animales es una malnutrición profunda y una pérdida de la masa muscular. La pérdida de peso y las alteraciones metabólicas observadas en gatos con cáncer a pesar de una ingesta adecuada nutricional se denomina caquexia tumoral, mientras que las alteraciones observadas debido a una ingesta pobre de nutrientes se denomina anorexia tumoral. El resultado en ambos casos será la pérdida progresiva de peso.
Dentro del SPN nos encontraremos con lo que se llama enteropatía por pérdida de proteínas: se producirá una excesiva pérdida de proteínas dentro del aparato digestivo lo que llevará a una hipoproteinemia, que podrá ser debida a una alteración en sus síntesis, o a una eliminación excesiva a través del tracto gastrointestinal o del aparato urinario.
Una complicación frecuente de determinados tipos de cáncer, y en especial del mastocitoma, es la úlcera gastroduodenal. Habrá un exceso de secreción de ácidos gástricos que provocarán daño en la mucosa y como consecuencia la presentación de úlceras. Este tipo de complicación suele ser bien controlada con las medicaciones que utilizamos para tratar este tipo de patologías digestivas.
La elevación del calcio en sangre (hipercalcemia) se deberá en la mayoría de las ocasiones a la presencia de un cáncer (1/3), siendo el linfoma el tumor que con mayor frecuencia lo provoca. Esta alteración se suele traducir en una mala funcionalidad renal. Veremos una incapacidad absoluta para concentrar orina, y el epitelio renal puede sufrir muerte celular. Aparecerá una excesiva ingestión de agua, un exceso de diuresis y como consecuencia vómitos y deshidratación. Además habrá diarrea, hipertensión, tics nerviosos, temblores, depresión, vómitos, bradicardia, estupor y posiblemente coma y muerte. Los tumores asociados con hipercalcemia son adenocarcinoma de glándulas apocrinas de los sacos anales, carcinoma tiroideo, mieloma múltiple, tumores óseos, timoma, carcinoma de células escamosas, carcinoma y adenocarcinoma de mama, melanoma, tumores primarios de pulmón, leucemia linfocítica crónica y tumores de glándulas paratiroides.
La elevación de gammaglobulinas en algunos tipos de cáncer es frecuente, y se asocia a un exceso de producción de inmunoglobulinas que dará lugar a un aumento de la viscosidad de la sangre que a su vez va a provocar, ataxia, depresión, demencia, enfermedad cardíaca o fallo, ataques convulsivos y coma. Al mismo tiempo se presentarán problemas en la coagulación sanguínea con sangrados, y alteraciones oculares como papiledema, hemorragia de retina, desprendimiento de ésta, etc.
La anemia es una de las causas más comunes de Síndrome Paraneoplásico. La anemia por enfermedad crónica es habitual en gatos con tumores diseminados o metastáticos, y se produce por alteraciones en el almacenamiento del hierro, falta de respuesta de la médula ósea, y el acortamiento en la vida de los glóbulos rojos. Otro tipo de anemia es la hemolítica inmunomediada, y se caracteriza porque el propio organismo destruye sus glóbulos rojos. En otras ocasiones, la anemia se deberá a la pérdida de sangre como en el caso de tumores de bazo sangrantes.
El aumento de glóbulos blancos neutrófilos circulantes (leucocitosis neutrofílica) se ha asociado con una gran variedad de tumores, probablemente debido a la producción por parte de las neoplasias de sustancias capaces de estimular la fabricación de este tipo de células. En ocasiones sus cifras son tan altas que es complicado saber si se está ante la presencia de una leucemia real o fictícia.
Un 20% de gatos afectados de cáncer presentan un número demasiado bajo de plaquetas (trombocitopenia), especialmente aquellos afectados de linfoma. Esta circunstancia se debe a la destrucción de estas células, a la disminución en su producción, o al secuestro/consumo excesivo de ellas.
Existen una gran gran variedad de alteraciones cutáneas que van unidas al cáncer en el gato:
La alopecia aguda, simétrica bilateral (vientre y extremidades) y brillante ventralmente se puede presentar en algunas ocasiones. El pelo se arranca con facilidad de las áreas no alopécicas, y las almohadillas presentarán falta de tejido. Los signos clínicos en estos casos incluyen anorexia, pérdida de peso, letargia y dificultad para caminar o mantenerse en pie, probablemente por las lesiones que presentan las almohadillas. El carcinoma pancreático con metástasis en hígado se ha descrito en gatos como causa de una alopecia progresiva y sin cicatrices. El carcinoma biliar en el gato también se presenta con estos síntomas.
Los pacientes con cáncer pueden desarrollar complicaciones renales importantes, en especial en los casos de linfoma, como consecuencia de la hipercalcemia nombrada anteriormente.
Algunos tumores pueden provocar la aparición de manifestaciones neurológicas que pueden afectar al funcionamiento del cerebro, médula espinal, nervios periféricos, músculos y uniones neuromusculares. Según la parte del sistema nervioso afectada se presentarán síntomas más o menos preocupantes.
Lo que se conoce como osteopatía hipertrófica es una proliferación de tejido óseo en la parte externa de los huesos (periostio) largos como respuesta a algunas enfermedades tumorales. Los signos clínicos asociados a esta complicación incluyen con frecuencia una historia de cojera con desplazamiento de la pierna o pocas ganas de moverse. Las extremidades están con frecuencia calientes al tacto e inflamadas con casos ocasionales que afectan a las costillas o a la pelvis.
Aunque la causa más común de fiebre es la infección, la inflamación, la enfermedad autoinmune o las reacciones producidas por fármacos, el cáncer puede también causar fiebre, y debería ser tenido en cuenta siempre, especialmente cuando no tengamos explicación para su aparición.
El cáncer aunque resulte un poco complicado de entender no es siempre fácil de diagnosticar. Ante la presencia de un nódulo cutáneo o mamario, o de una deformación ósea, la realización de una biopsia nos sacará en la mayoría de las ocasiones de dudas. El problema se presentará cuando el posible tumor se localice en un órgano o en una estructura anatómica que no está a la vista o que sea difícil de palpar. Para ello contamos con los métodos de diagnóstico por imagen. Las radiografías de rutina, la ecografía, la medicina nuclear, y las imágenes de cortes por secciones en la Tomografía Computerizada (TAC) y las imágenes de la resonancia magnética (RM) se utilizan de forma rutinaria en la oncología veterinaria. La elección de una modalidad de imagen determinada depende de muchos factores, incluyendo los resultados deseados. Las técnicas de imagen molecular avanzadas, que miden los procesos biológicos a nivel celular, están ocupando un importante espacio en la oncología médica y tienen un gran potencial para jugar un importante papel en la adaptación del cáncer en el paciente veterinario.
En el artículo publicado en el número anterior de esta misma revista, hice mención a los virus que pueden ser capaces de producir enfermedades neoplásicas en el gato: retrovirus (leucemia, inmunodeficiencia, y sarcoma felina), y los virus de la papilomatosis.
PAPILOMAVIRUS
La papilomatosis vírica felina es una enfermedad causada por un papilomavirus específico del gato, y a pesar de que su genoma es similar al del virus del papiloma canino, se considera específico de esta especie. Los papilomas se desarrollan después de que el virus se introduce a través de lesiones o abrasiones de la piel. Afecta a gatos entre 6 y 13 años, aunque en ocasiones se ha encontrado en gatitos de 6 meses de edad. Aunque se trata de tumores que suelen tener un carácter benigno, se ha asociado a neoplásias malignas como los carcinomas de células escamosas. Curiosamente la presencia de papilomavirus en el ganado vacuno se ha asociado con la aparición de este tumor en el gato, ya que, en un estudio de 20 gatos que presentaban fibropapilomas, más de la mitad habían estado en contacto con este tipo de animales, y todos estaban en un área con granjas de vacuno de leche.
A diferencia de la forma de presentación en el perro, los papilomas en los gatos se parecen más a placas que a verrugas. Estas placas pueden tener varios milímetros de diámetro, pueden ser grasas o pigmentadas, y son escamosas o grasientas.
El diagnóstico se hará por el análisis histológico de las lesiones presentes, y el tratamiento consistirá en su reserción quirúrgica, aunque se ha sugerido como alternativa el uso del interferon alfa por vía parenteral.
RETROVIRUS.
Las infecciones retrovirales se consideran la infección número uno en causas de morbilidad y mortalidad en el gato doméstico. Antes de que apareciera la vacuna frente a la leucemia felina, un tercio de las muertes en gatos se relacionaron con esta enfermedad. Los retrovirus endógenos que afectan al gato son: FeLV (leucemia felina) y FIV (inmunodeficiencia felina). Otro retrovirus patógeno es el del sarcoma felino (FeSV). El FeLV se cree que fue contraído por el gato de los ancestros de las ratas actuales, hace aproximadamente 10 millones de años.
VIRUS DE LA LEUCEMIA FELINA
Se le considera un virus muy frágil, ya que por ejemplo en la saliva se inactiva en 1 o 2 horas, mientras que en exudados o en sangre puede ser viable durante 48 horas (a 37ºC) o 1 a 2 semanas (a 22ºC). Se inactiva rápidamente por el calor y por la mayoría de los desinfectantes. Podemos decir por tanto que las mesas de exploración, los transportines, o las salas de espera de las clínicas no son fuentes potenciales de contagio. Los factores más incriminados en la transmisión son el lamido, los mordiscos, el acicalamiento, el compartir bandejas, los recipientes de agua y los recipientes de comida. El contacto íntimo como las gateras y las residencias, provoca el mayor número de contagios.
El virus de la leucemia felina puede producir diferentes tipos de tumores en el gato, especialmente los relacionados con el sistema hematopoyético. Podemos decir que sólo el 20% de los gatos afectados de leucemia van a desarrollar un cáncer linfoide. Evidentemente no todos los gatos afectados de este tipo de cáncer son positivos a leucemia, pero si lo son el 70% de los gatos afectados de cáncer no linfoide. Los linfomas que con más frecuencia de asocian al virus de la leucemia, son los que afectan a médula espinal, ojos y riñón.
En este punto debo hacer un inciso sumamente importante: aunque no todos los linfomas son causados por el FeLV, el riesgo relativo de desarrollar el linfoma es 62 veces mayor en gatos positivos a leucemia, y en gatos que aunque son negativos han tenido una exposición previa al virus, que tendrán 40 veces más posibilidades de desarrollar linfoma.
El tiempo desde que el gato sufre la infección hasta que se desarrolla el tumor varía y puede depender de la edad a la que ha sido infectado o a otros factores como la cepa, localización anatómica, y el subgrupo vírico. Cuanto más joven es el gato cuando se infecta con el FeLV, más corto es el tiempo en el que desarrollará la enfermedad neoplásica. Algunos gatos infectados por el virus mueren por enfermedad inmunosupresora antes de que el tumor haya tenido la oportunidad de desarrollarse.
VIRUS DEL SARCOMA FELINO
Los virus del sarcoma felino son verdaderos híbridos que resultan de una extraña recombinación del provirus de ADN del FeLV con proto-oncogenes del gato. Los gatos que son positivos al virus del sarcoma felino (FeSV) también lo son al virus de la leucemia (FeLV). La transmisión entre gatos del FeSV no ha sido demostrada.
Los tumores producidos por el virus FeLV son multicéntricos y se encuentran con más frecuencia en gatos jóvenes. Se caracterizan por un crecimiento rápido. Las lesiones aparecen con más frecuencia en las zonas en que se produjeron mordeduras con anterioridad. Las metástasis a los pulmones o a otros órganos ocurren en el 30% de los fibrosarcomas inducidos por virus en gatos. Los gatos que presentan fibrosarcomas inducidos por el virus de la leucemia, son siempre positivos a la enfermedad, lo que servirá para diferenciar los sarcomas que se son consecuencia de la inoculación de la vacuna. Entiendo que os asuste la idea de que la aparición de este tipo de tumores se de en el lugar en que se le inoculó la vacuna, pero también os diré que la incidencia es pequeña. Parece ser que la aparición de tumores en las zonas de inoculación de las vacunas, es debido a los adyuvantes presentes en ellas, y para vuestra tranquilidad os diré que los laboratorios han intensificado las investigaciones para evitar esta desagradable complicación vacunal, y puedo dar fe de que lo han conseguido. Para tratar este tipo de neoplásias se ha utilizado la cirugía, unida a quimioterapia y radioterapia, pero las recurrencias son bastante frecuentes.
VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA
No es virus que se contagie con la facilidad con que lo hace el de la leucemia, y se piensa que el único camino de transmisión es por mordedura. La prevalencia de tumores en gatos positivos a FIV varía del 1% al 62%. Los linfomas y los tumores mieloides, y unos pocos carcinomas y sarcomas son las neoplásias que con más frecuencia de asocian a las infecciones por FIV. Un estudio encontró que los gatos infectados por los dos virus, tenían 6 veces más posibilidades de desarrollar un linfoma o una leucemia que los que habían sido infectados por los virus separadamente. Los gatos con las infecciones combinadas tenían un 77% más probabilidad de desarrollar un linfoma o una leucemia que los gatos no infectados.
Lo que llamamos SÍNDROME PARANEOPLÁSICO (SPN) es una alteración asociada a una neoplasia en la estructura o la función del cuerpo, y que tiene lugar distante al tumor. Por explicarlo de forma sencilla, el SPN lo constituyen aquellos síntomas y alteraciones que a veces se presentan en los gatos afectados de un tumor.
Un frecuente e importante efecto sistémico del cáncer en animales es una malnutrición profunda y una pérdida de la masa muscular. La pérdida de peso y las alteraciones metabólicas observadas en gatos con cáncer a pesar de una ingesta adecuada nutricional se denomina caquexia tumoral, mientras que las alteraciones observadas debido a una ingesta pobre de nutrientes se denomina anorexia tumoral. El resultado en ambos casos será la pérdida progresiva de peso.
Dentro del SPN nos encontraremos con lo que se llama enteropatía por pérdida de proteínas: se producirá una excesiva pérdida de proteínas dentro del aparato digestivo lo que llevará a una hipoproteinemia, que podrá ser debida a una alteración en sus síntesis, o a una eliminación excesiva a través del tracto gastrointestinal o del aparato urinario.
Una complicación frecuente de determinados tipos de cáncer, y en especial del mastocitoma, es la úlcera gastroduodenal. Habrá un exceso de secreción de ácidos gástricos que provocarán daño en la mucosa y como consecuencia la presentación de úlceras. Este tipo de complicación suele ser bien controlada con las medicaciones que utilizamos para tratar este tipo de patologías digestivas.
La elevación del calcio en sangre (hipercalcemia) se deberá en la mayoría de las ocasiones a la presencia de un cáncer (1/3), siendo el linfoma el tumor que con mayor frecuencia lo provoca. Esta alteración se suele traducir en una mala funcionalidad renal. Veremos una incapacidad absoluta para concentrar orina, y el epitelio renal puede sufrir muerte celular. Aparecerá una excesiva ingestión de agua, un exceso de diuresis y como consecuencia vómitos y deshidratación. Además habrá diarrea, hipertensión, tics nerviosos, temblores, depresión, vómitos, bradicardia, estupor y posiblemente coma y muerte. Los tumores asociados con hipercalcemia son adenocarcinoma de glándulas apocrinas de los sacos anales, carcinoma tiroideo, mieloma múltiple, tumores óseos, timoma, carcinoma de células escamosas, carcinoma y adenocarcinoma de mama, melanoma, tumores primarios de pulmón, leucemia linfocítica crónica y tumores de glándulas paratiroides.
La elevación de gammaglobulinas en algunos tipos de cáncer es frecuente, y se asocia a un exceso de producción de inmunoglobulinas que dará lugar a un aumento de la viscosidad de la sangre que a su vez va a provocar, ataxia, depresión, demencia, enfermedad cardíaca o fallo, ataques convulsivos y coma. Al mismo tiempo se presentarán problemas en la coagulación sanguínea con sangrados, y alteraciones oculares como papiledema, hemorragia de retina, desprendimiento de ésta, etc.
La anemia es una de las causas más comunes de Síndrome Paraneoplásico. La anemia por enfermedad crónica es habitual en gatos con tumores diseminados o metastáticos, y se produce por alteraciones en el almacenamiento del hierro, falta de respuesta de la médula ósea, y el acortamiento en la vida de los glóbulos rojos. Otro tipo de anemia es la hemolítica inmunomediada, y se caracteriza porque el propio organismo destruye sus glóbulos rojos. En otras ocasiones, la anemia se deberá a la pérdida de sangre como en el caso de tumores de bazo sangrantes.
El aumento de glóbulos blancos neutrófilos circulantes (leucocitosis neutrofílica) se ha asociado con una gran variedad de tumores, probablemente debido a la producción por parte de las neoplasias de sustancias capaces de estimular la fabricación de este tipo de células. En ocasiones sus cifras son tan altas que es complicado saber si se está ante la presencia de una leucemia real o fictícia.
Un 20% de gatos afectados de cáncer presentan un número demasiado bajo de plaquetas (trombocitopenia), especialmente aquellos afectados de linfoma. Esta circunstancia se debe a la destrucción de estas células, a la disminución en su producción, o al secuestro/consumo excesivo de ellas.
Existen una gran gran variedad de alteraciones cutáneas que van unidas al cáncer en el gato:
La alopecia aguda, simétrica bilateral (vientre y extremidades) y brillante ventralmente se puede presentar en algunas ocasiones. El pelo se arranca con facilidad de las áreas no alopécicas, y las almohadillas presentarán falta de tejido. Los signos clínicos en estos casos incluyen anorexia, pérdida de peso, letargia y dificultad para caminar o mantenerse en pie, probablemente por las lesiones que presentan las almohadillas. El carcinoma pancreático con metástasis en hígado se ha descrito en gatos como causa de una alopecia progresiva y sin cicatrices. El carcinoma biliar en el gato también se presenta con estos síntomas.
Los pacientes con cáncer pueden desarrollar complicaciones renales importantes, en especial en los casos de linfoma, como consecuencia de la hipercalcemia nombrada anteriormente.
Algunos tumores pueden provocar la aparición de manifestaciones neurológicas que pueden afectar al funcionamiento del cerebro, médula espinal, nervios periféricos, músculos y uniones neuromusculares. Según la parte del sistema nervioso afectada se presentarán síntomas más o menos preocupantes.
Lo que se conoce como osteopatía hipertrófica es una proliferación de tejido óseo en la parte externa de los huesos (periostio) largos como respuesta a algunas enfermedades tumorales. Los signos clínicos asociados a esta complicación incluyen con frecuencia una historia de cojera con desplazamiento de la pierna o pocas ganas de moverse. Las extremidades están con frecuencia calientes al tacto e inflamadas con casos ocasionales que afectan a las costillas o a la pelvis.
Aunque la causa más común de fiebre es la infección, la inflamación, la enfermedad autoinmune o las reacciones producidas por fármacos, el cáncer puede también causar fiebre, y debería ser tenido en cuenta siempre, especialmente cuando no tengamos explicación para su aparición.
El cáncer aunque resulte un poco complicado de entender no es siempre fácil de diagnosticar. Ante la presencia de un nódulo cutáneo o mamario, o de una deformación ósea, la realización de una biopsia nos sacará en la mayoría de las ocasiones de dudas. El problema se presentará cuando el posible tumor se localice en un órgano o en una estructura anatómica que no está a la vista o que sea difícil de palpar. Para ello contamos con los métodos de diagnóstico por imagen. Las radiografías de rutina, la ecografía, la medicina nuclear, y las imágenes de cortes por secciones en la Tomografía Computerizada (TAC) y las imágenes de la resonancia magnética (RM) se utilizan de forma rutinaria en la oncología veterinaria. La elección de una modalidad de imagen determinada depende de muchos factores, incluyendo los resultados deseados. Las técnicas de imagen molecular avanzadas, que miden los procesos biológicos a nivel celular, están ocupando un importante espacio en la oncología médica y tienen un gran potencial para jugar un importante papel en la adaptación del cáncer en el paciente veterinario.
Es bien conocido que la esterilización temprana (antes del año) reduce enormemente el cáncer de mama en la perra (200%), y se sabe que en la gata también es así, aunque los porcentajes no son tan elevados: las gatas ovarioectomizadas a los 6 meses de edad tienen una reducción del 91% del riesgo de padecer carcinomas mamarios comparado con gatas intactas, y gatas esterilizadas antes del año de edad tuvieron un 86% de reducción en el riesgo. Una importante asociación ha sido también documentada entre el uso previo de drogas que contenían progestágenos sintéticos o progesterona y estrógeno combinados y el desarrollo de tumores mamarios benignos o malignos en gatos; en ambos casos el riesgo fue tres veces mayor que en los gatos no tratados con estos fármacos. También fue observada hiperplasia fibroepitelial benigna en algunos gatos expuestos a esteroides sexuales.
Podemos decir que los tumores más frecuentes en la especia felina son los hematopoyéticos (linfoma y leucemia en sus diferentes formas), los cutáneos (tumor de células basales, mastocitoma, fibrosarcoma, carcinoma de células escamosas, y adenoma/hiperplasia sebácea) y los mamarios (17% en gatas). Sobre estos últimos os puedo decir que, el 85% de ellos son malignos, y que se dan con más frecuencia en razas de pelo corto y en los de raza Siamés. Estos últimos tienen el doble de riesgo que cualquier otra raza en desarrollar tumores de mama.
Artículo publicado en la revista El Mundo del Gato.
Artículo publicado en la revista El Mundo del Gato.
José Enrique Zaldívar Laguía
Clínica Veterinaria Colores
Pso de Santa María de la Cabeza 68 A
28045-Madrid.
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