LEISHMANIOSIS (I)
Ayer, 24 de enero de 2012, se presentó en Madrid la vacuna contra la leishmaniosis, CaniLeish. En las próximas entradas del blog os iré dejando información sobre la misma, y los últimos avances sobre esta grave enfermedad.
“Enfermedad
parasitaria transmitida por un vector y causada por protozoos del género
Leishmania”. Estos parásitos infectan a una gran variedad de animales
vertebrados (lobo, zorro, gato montés, gato doméstico, jineta, lince, mangosta)
y se transmiten por la picadura de un flebotomo (mosquito) infectado. Los perros son el principal reservorio para
esta zoonosis.
La leishmaniosis
canina, una enfermedad grave y de fatales consecuencias, se extiende por la
cuenca mediterránea, parte de Asia, América Central y Sudamérica. Se calcula
que, solamente en el suroeste europeo, hay al menos 2,5 millones de perros
infectados y que la enfermedad se está extendiendo hacía el norte: 20.000 casos
diagnosticados en el sur de Alemania, Austria y Suiza. Se trataría de perros
que han vivido o viajado anteriormente a áreas endémicas. El número creciente
de perros que viajan al sur de Europa o de perros importados como mascotas
procedentes de áreas endémicas está suscitando serias preocupaciones sobre la
introducción de enfermedades transmitidas por vectores.
En la especie humana
puede adoptar dos formas de presentación: visceral (kala azar) que afecta a los
órganos internos y es mortal si no se trata, y las formas cutánea y mucocutánea
que pueden curarse espontáneamente pero que deja cicatrices que causan
desfiguración. Parece ser que en España podría haber más casos de los que se
diagnostican por el desconocimiento de los médicos, que ya están recibiendo
cursos sobre esta patología en los centros de atención primaria. Muchos
procesos dermatológicos mal diagnosticados son provocados por la leishmaniosis
y no son diagnosticados ya que en muchos casos curan espontáneamente.
Más de 350 millones
de personas de 88 países se encuentran en situación de riesgo de
leishmaniosis y la tasa de mortalidad de
leishmaniosis visceral, causada por el complejo leishmania, solo es superada
entre las enfermedades parasitarias por la malaria.
El número de perros
infectados en Sudamérica se calcula en millones. Las tasas de infección son
elevadas en algunas zonas de Venezuela y Brasil, donde una prevalencia alta de
la infección canina se asocia a un riesgo elevado de enfermedad en humanos.
También se ha descrito la infección en gatos, cánidos salvajes y caballos en
áreas en las que la enfermedad es común en perros.
De cualquier forma,
dentro de un mismo país, como puede ocurrir en España o en Italia, la
prevalencia de la enfermedad es muy variable según zonas o regiones. Por
ejemplo en la zona de Pisa la prevalencia es de un 1,4% mientras que, en Liguria,
es de un 30,3%. En España, por poner un ejemplo, en Orense hay una prevalencia
del 35,6% , en A Coruña del 3,7%, y en Santiago de Compostela del 6,7%. Además,
y esto es sumamente importante, la seroprevalencia infravalora el verdadero
número de perros infectados como ha quedado confirmado por los estudios basados
en la prueba de la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) en perros seronegativos. De esto hablaremos más adelante. Así, en
Marsella la prevalencia sería de un 80% y en Palma de Mallorca de un 67%.
Es importante
apuntar que, además del flebotomo, el vector clásico del parásito, se han
encontrado leishmanias en pulgas y garrapatas, pero hasta el momento no se ha
demostrado que estos dos últimos parásitos puedan transmitir la enfermedad a
través de sus picaduras en perros. De momento, por tanto, se trata de un
hallazgo casual. Lo que sí se sabe es que un insecto del género Phlebotomus
(Lutzomya en el Nuevo Mundo) está adaptado para la transmisión de Leishmania.
El flebotomo hembra es el único que pica para obtener la
sangre ya que los machos son vegetarianos.
Recordando el ciclo de la leishmania: La hembra flebotomo
queda parasitada cuando ingiere la forma de leishmania que se conoce como
amastigote presente en la sangre que ha succionado del hospedador infectado
(perro…). Durante 4 a 25 días, el parásito (leishmania) continúa su desarrollo
en el interior del mosquito, donde sufre una transformación importante, pasando
de amastigotes a promastigotes, que serán las formas infectantes que inoculará
al animal que pique. Esta forma infectante quedará en la piel y será fagocitada
por unas células llamadas macrófagos. Ya en el interior del macrófago, éste
intentará destruir a la leishmania mediante una serie de fenómenos bioquímicos.
Desgraciadamente, el parásito está dotado de una serie de mecanismos para
evadir esta defensa del organismo, por lo que podrá seguir creciendo,
desarrollándose y multiplicándose en el interior del macrófago, dando lugar a
amastigotes que cuando alcanzan un gran número dentro del macrófago lo harán
reventar y pasarán a la circulación sanguínea, en donde nuevos macrófagos los
van a capturar y se repetirá la secuencia anterior. El resultado de la inoculación en un
hospedador vertebrado depende de la eficacia del sistema inmune del hospedador
de lo que hablaré más adelante.
Por tanto, el parásito existe en dos formas: promastigote
(en el vector) y amastigote (parásitos intracelulares en los hospedadores
vertebrados).
Otras vías de transmisión que ya han sido demostradas son:
por transfusión de sangre, por la cópula (venérea) y por vía transplacentaria
(de madres infectadas a fetos).
Factores de riesgo: el género, es decir, ser macho o hembra
no parece ser un factor de riesgo.
Todas las razas son susceptibles. Sin embargo, hay algunas
razas como Bóxer, Cocker Spaniel, Rottweiler y Pastor Alemán que parecen ser
más susceptibles que la media al desarrollo de la enfermedad sintomática. Otras
razas, como el Podenco Ibicenco, raramente desarrollan signos clínicos.
La prevalencia de leishmaniosis canina aumenta hasta los 3
años de edad para declinar posteriormente hasta que el perro es mayor de 7 u 8
años, momento en que se observa otro pico. Esto quiere decir que entre los 3 a
6 años de edad la incidencia es menor.
El riesgo depende de la actividad del perro y de la
exposición resultante a las picaduras de flebotomos infectados. Por todos es
sabido que es desde el atardecer cuando el mosquito tiene su máxima actividad y
que es a partir de temperaturas medias de 18 grados centígrados cuando
comienzan a volar y por tanto a picar a los perros.
Muy importante: la mayoría de los perros expuestos al
parásito NO DESARROLLAN leishmaniosis CLÍNICA (síntomas). Aunque una proporción
pasará a desarrollar el síndrome clínico, algunos perros pueden eliminar por
completo el parásito y un número considerable permanecerá INFECTADO DE FORMA
SUBCLÍNICA. No obstante NO puede asumirse que el estado subclínico en perros
infectados (es decir sin síntomas) sanos sea permanente. Algunos perros pasarán
a eliminar la infección tras un tiempo, pero en otros, factores como la
inmunosupresión y las enfermedades concomitantes pueden dar como resultado la
progresión de la enfermedad, es decir se pasará de tener leishmaniosis
SUBCLÍNICA a tener LEISHMANIOSIS CLÍNICA
o lo que lo mismo de ser un perro sano con leishmanias a ser un perro enfermo
con leishmaniosis. También es importante
saber que, los perros que están infectados pero son asintomáticos pueden seguir
siendo una fuente de infección para los flebotomos, incluso cuando no muestren
signo de enfermedad.
Dada la gran variabilidad, la clasificación de los perros
expuestos al parásito Leishmania no es sencilla.
RESULTADOS DE LA EXPOSICIÓN AL PARÁSITO EN PERROS
Texto y fotos: CaniLeish. Monografía del producto. Laboratorios Virbac.
José Enrique Zaldívar Laguía.
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